Le atribuimos al arte ser
un medio generador de cambios, herramienta de transformación social, un
alivio o escape de índole espiritual e infinidad de otras cualidades que pueden
o no ser ciertos, depende del que lo vea, escuche, sienta…yo sí creo en el arte
como herramienta de transformación social, desde el individuo y hacia el
exterior. Mi arte es la música, y es por
eso que he decidido desde hace mucho años dedicarme a la docencia, compartirla
y sembrarla me parece lo más maravilloso que me pudo tocar hacer en la vida
(obviamente, después de ser madre de mi hermosa nena). La enseñanza de la
música es lo más valioso que yo puedo aportar a mi sociedad. Mi proyecto es
Allegro, y junto a Rogelio, (que a decir verdad más que junto él muchas veces
es detrás de él porque él siempre va más allá), lo he visto crecer más de lo
que creí posible (él siempre lo creyó).
Hoy quiero hablar de la Orquesta Allegro Rosarito, proyecto
que me enorgullece de sobremanera por las características tan particulares de
dicho proyecto. Los miembros de la orquesta han aprendido a tocar sin costo
alguno, con instrumentos prestados la mayoría de ellos, y muchos no lo saben, y
creo que deberían saber que la Orquesta nació de la venta de un montón de
pastelillos que horneé, 200dlls que nos donó una persona muy generosa gracias a
Arte en Común, dos violines que la misma asociación nos consiguió, la rifa de
un cuadro que me habían dado Rocío Hoffman como pago de las clases de piano que
le di a Mercedes Hoffmann; y claro, del bolsillo de Rogelio. Compramos los
instrumentos más económicos que encontramos en amazon, y mandamos a hacer un
contrabajo a Michoacan, ya que aquí solo me vendían tololoches y los
contrabajos en línea eran muy caros. El contrabajo fue muy esperado, y seguimos
su trayectoria por paquetería hasta que un día llego en lo que parecía un
sarcófago. Sonaba bien.
Nace la Orquesta Allegro en el 2014 como una orquesta de
cuerdas, formada desde su inicio por el profesor Rogelio Luna y con
aproximadamente 15 alumnos que no tocaban ninguno de los instrumentos que les
estábamos prestando, para la mayoría era su instrumento secundario y no sabían
nada sobre el. Empezamos desde cero, y en sesiones de solo dos horas a la
semana que Rogelio donó al proyecto desde el principio. Ustedes pensarán que es
cosa fácil, pero enseñar a los jóvenes rosaritenses disciplina y constancia es
una ardua labor. Siendo un proyecto comunitario y gratuito, donde los
instrumentos se prestan ustedes pensarían que había lista de espera, pero no. No
poder faltar, estudiar y ser regañado constantemente porque no estudiaste lo
necesario en casa no es algo que los jóvenes toleren ni que el director
solape, y entonces la orquesta de
cuerdas se redujo a 7, tocando fondo en una presentación de ánimos bajo y sin
director, ya que tuvo que tocar con ellos y yo marcar el tiempo. Fue una
presentación realmente mala, y un amigo que esperaba yo me lo dijera y me
hiciera pedazos me sorprendió mucho al decirme: no importa, sonó, están
aprendiendo, es algo que nunca se ha hecho aquí y ustedes lo están haciendo, no
deben parar. Gracias Marco. Seguimos, y unos meses después esa orquesta había
crecido y había mejorado su sonido. Los papás de los jóvenes quizá los únicos
testigos de los avances estaban sorprendidos. Renovados, decidimos aplicar para
el Pacmyc, y así incluir alientos y percusiones. Fuimos apoyados con poco menos
de 30,000.00 pesos, y creció la orquesta, añadiendo trompeta, corno francés,
trombón, clarinete, flauta transversal, teclado y flautas barrocas para suplir
todos los instrumentos para los que no teníamos presupuesto.
Al abrir nueva convocatoria, no tardaron en entrar los
jóvenes músicos que tocan en bandas de Ska y que tocaban ya su instrumento, más
no con partitura ni muchas de las notas o ritmos que se tenían que interpretar.
Igual entraron alumnos que teníamos de otros instrumentos pero que no habían
hallado el que los enamorara, y lo encontraron. Le entraron igual, y de nuevo
el profe Rogelio incursionó en nuevos territorios logrando la difícil tarea de
lograr que SONARAMOS. Y sonamos. Primero muy mal, luego menos mal, luego como
que queríamos sonar bien, luego sonamos bien y de nuevo mal, luego más o menos,
mejor, mejor, ahí la llevamos y ahorita puedo decir que estamos orgullosos de
como sonamos, sonamos bien después de solo dos años y con bajas, golpes de
ánimo, crisis adolescentes, guerras de egos, intrigas, rebeliones y demás
tribulaciones. Pero también dos años de esfuerzo colectivo, aprendizaje, de
estudiar a marcha forzada, los jóvenes aprendiendo que la vida del músico es
decir constantemente: no puedo, tengo ensayo. Pero decirlo con gusto, sabiendo
que no querrías estar en otra parte más que tocando junto a tus amigos,
haciendo música, llevándola a donde nunca la han escuchado, haciendo lo que no
se había hecho en este nuestro querido Rosarito.
Ayer me contaba un amigo de muchos años, que al igual que yo ha aprendido con el
tiempo y los golpes muchas cosas sobre nuestra comunidad, que él ha tomado
clases de danza y de música en parte para comprender los procesos por los que
pasan los artistas y tener una mayor apreciación de ello. En la orquesta los
muchachos tuvieron que aprender a leer notas, ritmo, hacer primero todo en
pizzicato, luego el arco, afinar, a ensamblar, a escucharse, a dedicarle horas
en casa. Y venir a los ensayos los días que diga el director. Y sé que solo
otros músicos de formación saben lo difícil que es esto, y lo aprecian, y no
esperan oír perfección, pero si amor y pasión por la música. Ahora me asombra tanto que estos muchachos no
tienen llene con la música, algunos de ellos dan clases, estudian, tocan en la
orquesta, cantan en el coro, tocan otros instrumento como solistas, tienen
grupos por fuera, tocan en su iglesia, los contratan para bodas…han hecho de la
música su forma de vida.
Allegro no es solo la Orquesta, pero la Orquesta se nutre de
Allegro, pues nuestros jóvenes atrilistas se involucran en todas las
actividades. Nuestra orquesta tiene
mucho camino por recorrer, mucho trabajo por delante y solo podemos esperar que
sus jóvenes miembros no desistan, no se desanimen por las dificultades de la
vida. Quiero agradecer de corazón a todas las personas que si entienden el
trabajo que esto implica y que nos dicen: como han mejorado. Gracias, todo lo
que queremos es mejorar, siempre mejorar, y poder llevar música a lugares donde
nunca han visto una orquesta, y repetir tardes como la vez que fuimos a la
secundaria #32, turno vespertino, y que nadie quería entrar porque era una
orquesta aburrida. Entraron forzados, y desde la primer nota se quedaron
quietos, escuchando asombrados a jóvenes como ellos tocar música en
instrumentos raros y que sonaba muy bien para ellos. Al salir muchos jóvenes de
los que no querían entrar, se abarrotaron para preguntarnos como podrían ellos
ser parte de algo así…y les puedo decir con seguridad que no se necesitan
millones de pesos para darles la oportunidad de ser parte de algo asi, no
necesitamos grandes fondos ni grandes espacios. Se necesita voluntad, y eso nos
sobra. Así que haremos lo necesario, por la música, por nuestro futuro, por
nuestro pueblo.